Lo malo del comienzo de la semana es el primer madrugón. Si
has dormido como el culo, cuando el despertador suena a las 05:40 horas ese
sonido te sobresalta y poco te falta para acabar agarrado al techo cual
“Hombre-Araña”. El peregrinaje al baño, medio dormido y refunfuñando se hace
interminable. El ritual de aseo se lleva a cabo gracias a que lo tienes
mecanizado en una rutina guardada en lo más profundo de tu subconsciente y te
permite llevarlo a buen fin mientras tu mente todavía está inmersa en los vapores
del sueño, de los pensamientos del tipo “por qué Señor no me hiciste rico; qué
lejos quedan todavía las vacaciones; y mecagontodoloquesemenea”.
Al subir al coche, tu mente ya está más despejada, pero tu
espíritu se reconforta al pensar en los más de treinta minutos que vas a estar
pudiendo dormitar en el tren hasta la estación de Atocha. La esperanza crece al
estar ya en el andén y ves venir el tren. Primer contratiempo: es uno de dos
plazas y no tiene la distribución de asientos que tanto te gusta, dícese los
asientos laterales cuya disposición te gusta tanto. No pasa nada, piensas,
seguro que puedo dormir de todas formas y poder recuperar algo de sueño. Pero
tus esperanzas de poder dormir empiezan a desmoronarse cual castillo de naipes
al traspasar el umbral de la puerta del vagón y ver un montón de maletas
apiladas junto a las escalerillas de bajada, segundo contratiempo. Un
escalofrío recorre tu espalda ante lo que se avecina y una última esperanza se
deja caer por tu mente “seguro que son un grupo de viejecitos que se van de
viaje”. Pero tus esperanzas se van a hacer puñetas cuando enfilas la bajada y
ves a un grupo de jovencitas que se van de vacaciones. Aquí ya empiezas a
entrever que lo de dormir va a estar difícil y su realización va a estar al
alcance sólo de los más avezados profesionales del sueño. ¡YO SOY UN
PROFESIONAL DEL SUEÑO!! ¡ERES UN PROFESIONAL DEL SUEÑO!! ERES UN ESPARTANO DEL
SUEÑO!! ¡EL MARC MARQUEZ DEL SUEÑO!! VAMOS, COPÓOOOOOON!!! te gritas en tu
pensamiento para darte ánimos, y cuando te sientas y pillas la posición para
que Morfeo te susurre en el oído y te de un beso de buen viaje en la frente
(sólo un beso, que yo no soy de esos que se dejan hacer por Morfeo a las
primeras de cambio, eh?). Pero la realidad te golpea en el cielo de la boca
como un martillo pilón.
Nada puede luchar contra un grupo de jovencitas (¿14-16
años?) excitadas ante la perspectiva de emprender viaje de vacaciones. Un
cóctel molotov de hormonas, nerviosismo, excitación, esperanzas de lo que van a
hacer y, sobre todo, la insensatez y auténtica y soberana gilipollez mental que
todos hemos sufrido a su edad. Confesiones del tipo “Fernando le dijo a Antonio
que le gustaba pero que no quería nada serio conmigo (sólo te quiere para
enterrar el cacahuete, bonita, y después si te he visto no me acuerdo hasta que
me pique la cervical y quiera volver a enterrarlo), incontinencia verbal,
recitar las gilipolleces que les llega al “quepasha”, esos momentos de
arrancarse a cantar trozos de canciones (llévame esta noche a San
Fernandooooo…). Todo esto ha contribuido a que no pueda conciliar el sueño ni
Perry y, en mi caso, ha hecho que esté, en estos momentos, escribiendo esta
crónica de la Renfe.
Estoy seguro de que a su edad era igual de gilipollas, pero
en versión testosterona, que ellas. Que me importaba tres cojones si, gracias a
mi excitación y a las ganas de llegar a mi destino, molestaba al resto del
personal con mi “alegría” y seguro que más de un viajero me deseó lo mismo que
yo les deseo a ellas: que se lo pasen bien, que tengan cuidado (sobre todo para
no preocupar a esos viejos que les hace la vida imposible, que no las
entienden, y que no dejan de llamarlas para saber si están bien), y que guarden
todos los recuerdos que puedan ya que cuando lleguen a mi edad lo más seguro es
que no tengan otra ocasión de volver a hacer una escapada de vacaciones... y que de paso les pille una cagarrina de tres días a modo de venganza por el viajecito que nos han brindado.
Que se lo pasen bien, que vuelvan… pero que me aspen si no
me estoy cagando en sus puñeteros padres y acordándome del espermatozoide que
fecundó el óvulo de la “pendeja” de su madre!!!
Bendita, e inconsciente juventud… LAMADREQUELASPARIÓ!!